El histórico restaurante El Cardenal recibía el pasado miércoles "El Molcajete de Plata", un reconocimiento al mérito gastronómico que otorga el Club de Industriales. Se trata de un premio lleno de simbolismo por ser el molcajete uno de los instrumentos más antiguos de la cocina mexicana que señala una participación sobresaliente en la difusión de la gastronomía mexicana.
Esta vocación cultural parece intrínseca a su propia fundación, hace 46 años, en el lugar donde estuvo la primera universidad de América. Una pareja formada por Olivia Garizurieta, veracruzana, Jesús Briz, michoacanero, pusieron en marcha la lonchería que hoy, ya a cargo de sus hijos Jesús, Tito, Coti y Marcela Briz, tiene cuatro locales en Ciudad de México.
Una de las señas de identidad del grupo es la calidad de sus principales materias primas que se cuida desde el origen. En El Cardenal se consumen los productos lácteos obtenidos de sus propias vacas que se encuentran en las instalaciones de su rancho ubicado en Zumpango. El pan y los bizcochos se elaboran a diario en la panadería del restaurante, lo mismo que las tortillas cuya elaboración se comienza desde la puesta del nixtamal o el chocolate elaborado con su propia marca Doña Olivia.
Los tamales -unos rellenos de saragaya, típicos de Tuxpan, Veracruz, y otro recubiertos con una hoja de acelga al modo de MIchoacán- que se sirven en el restaurante son una buena muestra de la intención de su intención de preservar también la diversidad de la cocina mexicana.
