Es tradición que el 6 de enero, Día de Reyes, se comparta una rosca de pan dulce que lleva uno o varios muñecos escondidos. Quienes lo encuentran en su rebanada se comprometen a organizar, con una tamalada, acompañada de espumoso chocolate o atole de varios sabores, el festejo del 2 de febrero, Día de la Candelaria.
La degustación de esta especialidad gastronómica es un hecho imprescindible en la celebración por lo que el Museo Nacional de Culturas Populares prepara la vigésimo tercera edición de la Feria del Tamal, del 27 de enero al 2 de febrero.
La feria es una oportunidad para degustar la gran variedad gastronómica que existe en el país de este manjar elaborado con masa de maíz cocido con cal y envuelto en hojas de mazorca o de otras plantas como plátano, hoja santa o maguey.
A la fecha se han registrado 370 tipos de tamal en la gastronomía mexicana, pero existen más de mil variedades en todo el país entre las que se cuentan zacahuil, pata de burro, nacatamales, canarios, juacané, xocotamales, chanchamitos, guajolotas; además de que se elaboran variedades como tamales de frijol con rajas, tamales de atún, de güemes, colados de gallina, de verduras, rellenos de carne de puerco o de pollo.
En el encuentro participarán más de 30 expositores de estados del país como Chiapas, Distrito Federal, Guanajuato, Michoacán, Oaxaca y Tlaxcala; y regresarán productores de América Latina que ya han sido invitados en ferias anteriores como Bolivia, Chile, Colombia, Honduras, Nicaragua y Panamá, que integran en su gastronomía platillos con características similares a los tamales de México, que son los humitas, hallacas, bollos, nacatamal, vaporcitos, etcétera.