En México y otras regiones de América Latina, hay dos platos que se resisten a quedar en el pasado una vez que la Nochebuena termina: el bacalao a la vizcaína y los romeritos. Aunque son clásicos navideños, su presencia se extiende hasta el 31 de diciembre y el 1 de enero, gracias al famoso “recalentado” o a nuevas tandas preparadas para compartir con amigos y visitas.
Estos platillos, cargados de tradición y sabor, se convierten en protagonistas de las reuniones post-navideñas, donde la cocina sigue siendo el centro de la celebración.
Bacalao a la Vizcaína: herencia y adaptación
El bacalao a la vizcaína, con raíces vascas, ha sido adoptado y adaptado por la cocina mexicana. Preparado con bacalao desalado, jitomate, aceitunas, alcaparras, papas y pimientos, este guiso profundo y aromático se sirve caliente, acompañado de pan o arroz.
Su sabor se intensifica con el paso de los días, lo que lo convierte en el candidato perfecto para el recalentado. Muchas familias incluso lo reservan para el 31, como parte del menú de fin de año.
Romeritos: tradición con mole
Los romeritos, típicos del centro de México, son un platillo único que combina las hierbas homónimas con mole, papas, nopales y camarones secos. Su sabor es intenso, terroso y profundamente mexicano.
Aunque se preparan tradicionalmente para Navidad, su versatilidad y capacidad de conservarse bien hacen que reaparezcan en la mesa de Año Nuevo, especialmente en reuniones informales o comidas familiares.
El recalentado como ritual social
Más allá de la practicidad, el recalentado es un ritual que prolonga la celebración. Reunirse para compartir lo que quedó —o lo que se volvió a cocinar— es una forma de extender el espíritu festivo, sin la presión de la formalidad.
El bacalao y los romeritos, por su sabor complejo y su preparación laboriosa, se valoran aún más en este contexto relajado, donde el foco está en la compañía y el disfrute.
Cocina que une y representa
Estos platillos no solo alimentan: representan identidad, memoria y afecto. En 2025, su presencia en las mesas de fin de año reafirma el papel de la gastronomía como vehículo de conexión cultural.
Ya sea como recalentado o como nueva preparación, el bacalao a la vizcaína y los romeritos siguen siendo protagonistas del cierre de año, demostrando que los sabores tradicionales tienen vida más allá de la fecha oficial.



