La repostería es una de las partes menos conocidas de la gastronomía japonesa. Los ingredientes utilizados tienen sabores y texturas especiales, que tienen poco que ver con los de la repostería occidental, como la pasta de judías dulces o anko, sin embargo son un buen ejemplo del refinamiento de la cocina niipona, especilamente los dulces tradicionales que se sirven para acompañar el té o wagashi. El wagashi desempeña un importante papel en la cultura tradicional del regalo, y sus envoltorios destacan por su creatividad y refinamiento estético.
A continuación hacemos un pequeño recorrido por los algunos principales postres tradicionales japoneses.
Amanattô
Un tipo de dulce elaborado con judías azuki o de otro tipo, cubierto con azúcar refinado, que se cuecen a fuego lento en almíbar y luego se deja secar.
Mochi
Consiste en una masa de arroz glutinoso prensado, al que se añade algún relleno al gusto, como pueda ser el anko o, en las versiones más actualizadas, helados de distintos sabores como té verde o cereza, e incluso se pueden llegar a rebozar con semillas de sésamo. La misma masa de arroz que actúa como recubrimiento se puede también colorear añadiendo distintos sabores.
Dorayaki
Son dos bizcochos de forma redonda rellenos de pasta de judía dulce o anko. Es quizás el postre japonés más famoso gracias a series infantiles como Doraemon y aunque, como decimos el relleno más tradicional es de anko, puede ser también de castaña, boniato endulzado, te verde o chocolate.
Ikanaridango
Se trata de un panecillo al vapor relleno con un trozo de boniato y anko, especialidad de la provincia de Kumamoto.
Nerikiri
Las pastas que tradicionalmente se ofrecen como acompañamiento en la ceremonia del té japonés, para suavizar el amargor del té matcha.
Fotografía: Pastissería Ochiai