Harina, leche, huevos y fruta confitada. Son los ingredientes básicos del Roscón de Reyes, que hoy se toma como desayuno, postre o merienda en muchos hogares. El Roscón tradicional se ha ido enriqueciendo en las últimas décadas, y con su elaboración en las pastelerías, con nuevos ingredientes para el relleno como nata, trufa, crema o cabello de ángel, entre otros.
En su origen se mezclan elementos de la cultura romana, como las fiestas saturnales, y de la cristiana, compartidos por otros países europeos donde se toma un pan dulce similar. Es el caso del "Bolo do Rei" portugués o la "Galette des Rois" de Francia, con masa hojaldrada y almendra.
En el siglo XVI, con el descubrimiento de América, la tradición viajó al nuevo continente, donde la receta se adaptó con la incorporación de los ingredientes típicos de cada región.
En México es costumbre adornala con miel y frutos del desierto como dátiles, ate o higos, y acitrón. Se toma acompañada con chocolate caliente o atole, una bebida de origen prehispánico que resulta de la cocción del maíz en agua o leche. Quien encuentra la figurita entre la masa debe elaborar tamales para celebrar el Día de la Candeloria, el 2 de febrero.
Las Roscas de Reyes peruanas se elaboran a base de harina de trigo o maíz pero también de quinua, origingaria de las regiones andinas, y se toman con ponche de Algarrobina con leche y huevo, para los pequeños, y con rompope, un aguardiente de caña de azúcar, los adultos.
En Colombia, este Roscón alcanza su máxima popularidad y se vende durante todos los días del año en las panaderías, relleno de jalea de guayaba o arequipe.
Fotografía: Roscón de Reyes de Viena La Baguette (Madrid)