Aunque de forma pausada, y con avances pequeños, el mercado vinícola mexicano se encuentra en continuo crecimiento. La mayor parte del vino que se produce en México, no transciende las fronteras, pero este es un sector que podría convertirse en clave durante los próximos años.
Todavía se consumen unos 650 ml per cápita en un país con 20 millones de habitantes, por lo que, según Rocío Amador, la directora de la Guía Peñín, podría convertirse en una oportunidad de negocio y de consumo. El aumento se encuentra en un 12% anual, un porcentaje contundente, comparándolo con el descenso en España.
De momento, el mexicano apuesta por la cerveza o el tequila y en el caso de los que consumen vino, lo prefieren tinto. Sin embargo, según Amador, la gastronomía mexicana podría casar preferiblemente con los caldos de tipo rosado, ya que los sabores más habituales son pincantes y fuertes, por lo que la suavidad del rosado, constrastaría bien con la esencia de los platos. Alude, por ejemplo, al mole o la cochinita pibil.
En cuanto a la exportación de los vinos mexicanos, el mercado todavía es reducido, con sólo dos empresas que exportan vino a España. El vino español es, no obstante, el primero consumido en México, por delante del chileno y del propio mexicano.